“La mujer es la puerta de la reconciliación con el mundo”. Frase del poeta mexicano Octavio Paz que me ayuda a inspirarme para comenzar este artículo. Con ella quiero resaltar la importancia de celebrar nuestro día porque este año, más que nunca, debemos estar orgullosas por lo que hemos conquistado hasta ahora y por lo que nos falta por conquistar. Generalmente, somos muy duras con nosotras mismas.
Las mujeres somos mágicas… Si analizas a tu alrededor, siempre tienes a una mujer a quien quieres, admiras o posiblemente, te gustaría perderla de vista…pero la tienes. Tu madre, tu hermana, tu tía, tu amiga, tu prima, tu compañera de trabajo… debemos darnos las gracias entre nosotras en honor a lo que somos. Tenemos que aprender a echarnos flores para fortalecer y entrenar nuestro amor propio.
No quiero que interpretéis la palabra magia con connotación sobrenatural, sino como un recurso retórico para comprender nuestros aspectos positivos que muchas veces olvidamos y necesitamos recuperar.
Y digo que las mujeres somos mágicas porque somos capaces de reír de llorar, de amar, de odiar, de sentir, de sobrevivir, de cambiar, de transformar, de sacrificar, de dar y posiblemente experimentar todo en un momento (jajajajaja) Ya lo decía Lope de Vega en su poema “Es la mujer del hombre lo más bueno”.

Ella nos da su sangre, ella nos cría, no ha hecho el cielo cosa más ingrata:
es un ángel, y a veces una arpía. Quiere, aborrece, trata bien, maltrata,
y es la mujer al fin como sangría, que a veces da salud, y a veces mata …

Y esta magia se debe a muchas otras razones, y algunas son científicas. En este sentido, la doctora estadounidense en medicina y neuropsiquiatra Louann Brizendine ha reunido numerosos datos científicos para explicar la estructura cerebral de la mujer y así entender nuestra forma de pensar, actuar y comunicarnos. Brizendine ha analizado específicamente los cambios neuroquímicos y hormonales que nos acontece y de qué forma repercuten en nuestro estado de ánimo y la toma de decisiones. Ha estudiado esas “conexiones neurológicas responsables de nuevos pensamientos, emociones e intereses”. Gracias a esto “creamos un universo femenino”. Pero, no me quiero enrollar en términos científicos.
Este universo femenino hace que expresemos más nuestros sentimientos. He recibido muchas parejas en mi despacho y, generalmente, ella es la que me explica por lo que están pasando. Ella es la que da el primer paso para buscar ayuda y se muestra un poco más.
Asímismo, cuando estamos en una reunión familiar, entre amigas o en el trabajo, entendemos más rápido la información que nos ofrece el lenguaje no verbal. Somos únicas para comprender miradas, movimientos de brazos, hombros. Especialmente en esta era covid. Aunque también tengo que reconocer que esta capacidad nos ha jugado malos momentos.
Diversos estudios también han indicado que cuando estamos en grupo solemos hablar de otras personas, mientras que los hombres conversan temas que no implique sentimientos, por ejemplo: deporte, coches, etc. Esto explica que cuando quedamos con amigas y comienza la charla…¡ay, pobre de la que no está!. No obstante, se ha demostrado que al juntarnos somos generadoras de cambio aportando bienestar social a la sociedad.
Esa magia especial también nos hace aflorar la intuición. Esa otra forma de inteligencia que nos permite tomar decisiones importantes. El sexto sentido que te dice: ¡no confíes en esa persona!, ¡creo que es la persona correcta!, ¡siento que es una buena oportunidad!, ¡aquí hay algo raro!. Las mujeres somos capaces de tomar decisiones en segundos: Me dejé llevar por la intuición. Algunas veces acertada otras no. Lo cierto es que la intuición está allí que nos ayuda a canalizar y a conectar con lo que creemos y sentimos.
La magia también nos aporta algo que no nos gusta mucho y es: la preocupación. Según estudios realizados en diferentes universidades norteamericanas, las mujeres nos preocupamos mucho, especialmente llegadas a la mediana edad. Nos preocupamos por nuestro cuerpo, por la familia, por nuestros padres, por nuestros hijos, por nuestra salud, por lo qué nos pasará en tanto tiempo. ¡No todo es perfecto!.
Lo cierto es que las mujeres contamos actualmente con una serie de herramientas y recursos, entre ellas la psicología y el coaching, para encontrar nuestro equilibrio, y continuar con el camino de empoderamiento. Estamos viviendo momentos históricos en el que se está replanteando nuestro papel y nuestro protagonismo.
Aún falta por conquistar muchos derechos, pero no debemos olvidar que tenemos esa capacidad para alcanzar y lograr lo que queremos. Y especialmente, esa capacidad de buscar la concordia que necesitamos para seguir viviendo con nosotras mismas y los nuestros. Tenemos el poder y la llave de la puerta para la reconciliación que Octavio Paz indica en su frase. Tenemos esa magia para transformar.

 

¿Y tú que piensas? ¿Somos mágicas?